6 y 7 de diciembre
Al terminar la Asamblea General del Regnum Christi hemos retomado la asamblea particular en la que se han sumado los 8 miembros que no participaron en la Asamblea Común.
Hemos compartido con ellos todo el trabajo, diálogo, discusiones y los ajustes en los Estatutos de la Federación Regnum Christi. Después de ello, y habiendo estudiado la versión final de los mismos, aclaración de dudas y comentarios al respecto, se procedió a la votación del mismo, la cual fue de aprobación unánime.
Tuvimos un momento profundo en el que compartimos las vivencia de este proceso y de estos días. Fue un momento muy entrañable, lleno de ilusión por vivir plenamente nuestra vocación y misión dentro del Regnum Christi.
Participamos después en la misa conclusiva de la Asamblea General y del Capítulo, en la que se firmó por parte de los tres moderadores generales la petición a la CIVCSVA de erección canónica de la federación y la aprobación de los Estatutos. Fue un momento especial vivido en familia en torno a Cristo Eucaristía. Luego disfrutamos de la cena ofrecida en el Colegio Internacional de los Legionarios de Cristo.
El viernes las comisiones de constituciones y la de reglamento presentaron un informe de los avances y del plan de trabajo de cara a la Asamblea General Ordinaria del 2020. Terminamos revisando el reglamento de la siguiente Asamblea, el cual fue aprobado por unanimidad así como el comunicado de la asamblea para los Laicos Consagrados del Regnum Christi.
Acogimos con gozo las palabras que pronunció Jorge López al final de la asamblea común y que refleja el ánimo con el que terminamos este momento de nuestra historia, dando gracias por los dones recibidos:
“Los Estatutos son un regalo. Todo regalo implica un misterio. Regalo y misterio van juntos. Un niño cuando recibe un regalo, lo desenvuelve, lo abre y lo descubre. Así los Estatutos que hoy recibimos, son un regalo que hay que abrir, que uno nunca termina de abrir y de descubrir en su riqueza. Hay una riqueza de la que no nos damos cuenta, porque no es solo algo nuestro.
Solo con el tiempo se irá desplegando. Pido dejarme sorprender no hoy, sino mañana, todos los días, por este regalo. Todo regalo implica un misterio. En clave filosófica, también hay un misterio en el regalo porque no es una cosa, son personas. El misterio del ser. Somos nosotros, como personas, que acogemos a los otros a través de estos Estatutos. Son el misterio de la acogida del otro. Por eso es un gran regalo. A través de la vida, tratemos de comprender mejor al otro, aunque nunca lograremos comprenderlos del todo, porque son un misterio demasiado rico. Lo hemos experimentado en estos días.
Por último, creo que estos Estatutos como regalo se pueden leer en clave teológica, como misterio eclesial, misterio cristológico. Lo veo (al Estatuto) encarnado, como Jesús, que a veces escandaliza, a veces es difícil de creer. No viene volando sobre las nubes, sino caminando, en una manera humana y divina. Hay que acogerlo como María acogió este regalo. Me invito e invito a todos a acoger los Estatutos como María acogió en su seno a Cristo mismo”.