Cecilia Castañera

Soy Cecilia Castañera, española nacida en Barcelona. Tengo un hermano legionario (el P. Pedro), una hermana consagrada (Mercedes) y un hermano casado (Santiago). Los cuatro  tenemos ahora la gracia y el privilegio de cuidar a mi mamá, que es ahora nuestro angelito maravilloso, tiene 94 años y una demencia muy avanzada.

Estoy en una gran comunidad de apostolado de Cerro del Coto, en Madrid, “gran” porque somos 21, porque la media de edad rondará entre los 40 – 45 años  y porque son grandes mujeres consagradas que aman y testimonian un gran amor a la consagración.

He realizado mis apostolados siempre en Europa, en el ECYD, secciones, misiones, colegio, academias, centro de formación y universidad. En estos últimos cinco años además, de modo informal, he estado colaborando en difundir  y profundizar nuestro carisma entre las consagradas, con múltiples modalidades y de modo oficial, en los cursos de renovación en los últimos 3 años.

Para mi la experiencia de colaborar en la comisión central de nuestros estatutos en el 2012-2013 constituyó un punto de inflexión en mi vida en el Regnum Christi, porque inició un camino de renovación y redescubrimiento de nuestro carisma que me ha acompañado y fogueado estos años y  hasta este momento, particularmente un renovado cristocentrismo por la contemplación del corazón de Cristo Rey y la fuerza redentora y victoriosa  de su  amor y el llamado a colaborar en la instauración de su reinado en los corazones en este mundo secularizado. Todo este camino ha sembrado en mí una profunda esperanza en nuestro camino y un amor renovado a esta obra suya.  Creo que tenemos un carisma muy grande que sigue desvelándose y adquiriendo nuevos matices que no dejan de asombrarme, particularmente ahora me llama mucho la atención, la fuerza de nuestra eclesialidad renovada y de la dimensión comunional con todo lo que eso puede llegar a significar.

De la asamblea quiero seguir dejándome sorprender, tengo una enorme confianza y esperanza en la acción del  Espíritu Santo y por eso quiero escuchar mucho a Dios y a los demás. Le pido a Dios y pido oraciones justo para eso, para que haya mucha escucha, mucho desprendimiento personal y búsqueda juntos, pido oraciones para que se de esa armonía. Así fue nuestra asamblea de rama, una gozada, armonía en la diferencia y por eso mucha riqueza.

I am Cecilia Castañera.  I was born in Barcelona, Spain.  I have a brother who is a Legionary priest (Fr. Pedro), a sister who is consecrated (Mercedes) and a brother who is married (Santiago).  The four of us have the grace and privilege to take care of my mom, who is our marvelous angel.  She is 94 years old and has very advanced dementia.

I am in a grand community of apostolate in Madrid, Spain (Cerro del Coto).  It is “grand” because there are 21 of us, because the average age is between 40 and 45 years, and because they are grand consecrated women that love and give witness to a great love for their consecration.

I have always had apostolates in Europe: in ECYD, sections, missions, schools, academies, the formation center and university.  In the last five years, I have also in an informal way, been collaborating in spreading and deepening our charism among the consecrated women.  I have done so through multiple modalities and in an “official” way, in the renewal courses of the past three years.

The experience of helping in the central commission of our statutes in 2012-2013 was a turning point in my life in Regnum Christi.  It began a journey of renewal and rediscovery of our charism that has accompanied and prepared me during these years and until now.  I particularly have a renewed Christ centeredness through the contemplation of the heart of Christ the King and the redeeming and victorious force of his love.  I have a renewed call to collaborate in the establishment of his Kingdom in the hearts of this secularized world.  This path has planted in me a deep hope in our path and a renewed love for this work of God. I believe that we have a very great charism that continues to unfold and acquire new nuances that never cease to amaze me.  The strength of our renewed ecclesiality particularly draws my attention, as well as the communal dimension with everything that it can mean.

In the assembly, I want to continue letting myself be surprised.  I have an enormous trust and hope in the action of the Holy Spirit, and that is why I want to listen a lot to God and to others.  I ask God and I ask for prayers for this, so that there is a lot of listening, a lot of personal detachment and searching together.  I ask for prayers for this harmony.  This is how our territorial assembly of consecrated women was: a joy and a harmony in the differences and therefore a lot of richness.