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Elena Bartolomé

Soy de Barcelona, España. Formo parte de una familia de cinco hermanos y una de ellas es mi melliza. Nací el 29 de abril de 1975 y cinco minutos después nació mi hermana.  Mi padre falleció hace 21 años, acontecimiento muy doloroso que vivimos uniéndonos mucho más como familia. Mi madre es un gran don y un gran apoyo en mi vida y vocación.

Me consagré el 29 de septiembre de 2001 y actualmente formo parte de la comunidad de Sao Paulo. Es una comunidad que se ha ido construyendo a lo largo de los casi tres años que llevo en Brasil. Cuando llegué éramos tres y ahora somos ocho. Mi comunidad es el lugar en el que me encuentro más conmigo misma: en los encuentros con cada una me descubro más y más y a la vez es el lugar donde más puedo entregarme, escuchar, acompañar. Yo diría que caminamos juntas intentando ofrecer lo que cada una es e intentando recibir el don que las demás son.

En mi recorrido apostólico, primero estuve cinco años en el centro de formación de Cerro del Coto, Madrid: los primeros dos como formanda, los siguientes dos como asistente, y el último como gerente. Después formé parte de la comunidad de Mirasierra. Viví tres años allí siendo la gerente de la comunidad y trabajando apostólicamente como subdirectora en el colegio Highlands del Encinar. Mi siguiente destino fue mi ciudad natal. Fueron seis años. Trabajé en la sección de jóvenes, desde donde quise apoyar el trabajo de la pastoral juvenil de la diócesis (fue una experiencia de Iglesia muy bonita); también trabajé en el colegio Santa Isabel como instructora de los alumnos de los últimos cursos. Los últimos tres años de este periodo fui directora de la comunidad y el último año fui nombrada consejera territorial. Desde hace casi tres años estoy en Brasil, donde soy la directora territorial y directora de la comunidad de Sao Paulo.

Son bastantes las experiencias que gracias a Dios he tenido y que me han enriquecido, pero quizá la que recuerdo con más cariño y claridad fue la convención de apostolado que tuvimos el año pasado en Brasil con la presencia de todas las ramas. Me llena el corazón poder compartir con consagrados, seglares y legionarios lo que Dios ha puesto en nuestro corazón y buscar juntos cómo evangelizar este territorio. Es precioso rezar juntos, discutir, llegar a un consenso; incluso es precioso llegar a percibir un conflicto entre nosotros y juntos hablarlo y llegar a soluciones que no estaban hechas de antemano.

Mi expectativa para esta asamblea es poder encontrarme con cada consagrada que va a hacer esta experiencia conmigo. Y a todas las consagradas les pediría que se sientan y sepan una con nosotras pues lo que vamos a tratar es de todas. Por tanto, recen porque el Espíritu Santo nos de el don de lenguas para comprendernos y el don de la comunión. Todo lo demás se dará por añadidura.


I am from Barcelona, Spain.  I am from a family of five children, and one of them is my twin.  I was born on April 29, 1975, and five minutes later my sister was born.  My father died 21 years ago.  It was a very painful event that we lived, but it united us much more as a family. My mother is a great gift and a great support in my life and vocation.

I was consecrated on September 29, 2001, and I currently am a member of the community in São Paulo, Brazil.  It is a community that has formed and grown over the almost three years that I have been in Brazil.  When I arrived there were three of us, and now we are eight consecrated women.  My community is the place where I find myself the most: in encounters with each one I discover myself more and more, and at the same time, it is the place where I can give myself the most, where I can listen and accompany.  I would say that we walk together, trying to offer what each one is and trying to receive the gift that the others are for the community.

In my apostolic experience, I was first in the formation center in Madrid, Spain for five years.  The first two years I was in formation.  The next two years I was an assistant.   The last year I was vice director.  Afterwards, I was a member of the community of Mirasierra.  I lived there three years.   I was the vice director of the community and worked apostolically as the assistant director in the Highlands School (Encinar).  I then went to my hometown.  I was there six years.  I worked in the youth section, where I wanted to support the pastoral work with youth of the diocese (it was a very beautiful experience of the Church).  I also worked in the Saint Isabel School as an instructor of formation for high school girls.  I was the director of the community for the last three years in Barcelona.  The last year I was named a territorial councilor.  For almost three years I have been in Brazil, where I am the territorial director and director of the community of São Paulo.

I have had many experiences that, thanks be to God, have enriched me, but perhaps the one I remember with more fondness and clarity is the apostolate convention that we had last year in Brazil.  All of the branches of Regnum Christ were present. It fills my heart to share with consecrated men, lay members and Legionaries what God has put in our hearts and to seek together how to evangelize this territory. It is beautiful to pray together, to discuss, to reach a consensus.   It is even beautiful to come to perceive a conflict between us and together talk about it and find solutions that were not made beforehand.

My expectation for this assembly is to be able to meet every consecrated woman who is going to have this experience with me.  I would ask all the consecrated women to sit down and be one with us, because what we are going to deal with belongs to everyone. Therefore, pray that the Holy Spirit gives us the gift of tongues to understand each other and the gift of communion.


Para completar el proceso de adopción espiritual de este delegado sigue las siguientes instrucciones
  1. Ingresa tu nombre y correo electrónico
  2. Haz Clic en el botón “Adopta un delegado”
  3. Una vez que tengas asignado un delegado puedes tenerlo presente en tus oraciones diarias, ofrecer una decena del Rosario por él o ella, rezar la oración por los frutos del proceso de renovación pidiendo al Espíritu Santo que le ilumine, hacer sacrificios y obras de misericordia en su nombre.